Fieles a nuestro compromiso con la Literatura y el Género,
acudimos una vez más al pulcro, benemérito e irreal diccionario de la RAE para
comprobar cómo llevan a gala su machismo desde lo más profundo de sus
convicciones.
En nuestros Talleres
solemos jugar con palabras porque las cosas serias tienen que ser divertidas y
a través del humor se inculcan, en ocasiones, más mensajes subliminales de los
que imaginamos.
Y con el lenguaje se llega a la parte más inconsciente del cerebro,
a la más animal y desconocida de la que surge el don de la palabra.
La RAE lo sabe, por eso nunca hemos querido decir que sus
miembros sean ignorantes (haberlos haylos, y haylas, pero ellas, las pocas, las
menos se sienten incluidas cuando se las trata en masculino) sino, como
demuestran con su empecinamiento, mala gente que se empeña en perpetuar las
violaciones de los Derechos Humanos con su indiferencia.
Por eso, siguiendo el precepto horaciano de «delectare prodesse» buscamos al azar
alguna palabra y comprobamos lo que a bien tiene por obligarnos a entender la
Academia.
Por ejemplo, “matrona”: comadrón, na.
(De comadre).
1. m. y f.
partero.
La pregunta es inmediata: ¿Cuántos “comadrones” existen? Si
conocen a alguno ¿lo han oído referirse a sí mismo como “comadrón”?
Curiosamente la palabra viene de “comadre” y no de “compadre”, pero la RAE, fiel
al patriarcado más rancio, siempre pone primero al hombre.
Lo mismo sucede cuando vamos a la palabra asociada que,
aunque dice que es de género masculino (primero) y femenino (después, al final,
siempre detrás) sólo aparece “partero”.
Comprobamos que la RAE sigue cometiendo la misma falta de
ortografía básica de no respetar el orden alfabético y pone primero “partero”
en lugar de “partera”. ¿Recuerdan aquello de “a, e, i, o, u”? Pues las ilustres
y amuebladas cabezas de la RAE no, por lo que se ve.
Pero inundémonos de saber: “partero, ra”
1. m. y f. Persona con
títulos legales que asiste a la parturienta.
2. f. Mujer que, sin
tener estudios o titulación, ayuda o asiste a la parturienta.
Para desgracia de la RAE no pudieron decir “a los
parturientos” para usar el masculino genérico. Cosas de la naturaleza, que
parece no opinar lo mismo.
Pero, eso sí, en la segunda acepción el diccionario se
desata y, sin que sirva de precedente, ignorando su propia definición y que
primero es “partero”, dice que se trata de una mujer y, claro, no una mujer “normal”,
sino una sin estudios o titulación. Seguro que por eso no dijeron, como en la
primera acepción, “persona”.
Lo
que no se nombra no existe. Incluso hay ocasiones en que se nombran y no
existen… En
ocasiones veo RAE’s.
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